En la década del 60, los actores de la sociedad civil hicieron sonar la alarma sobre los efectos perjudiciales del crecimiento económico ilimitado en la diversidad ecológica y la escasez de recursos, comenzando a generar una conciencia colectiva de la necesidad de proteger los recursos naturales y repensar el modelo de producción y consumo existente, para que no comprometa la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades, modificando patrones de consumo y producción hacia unos más sostenibles.
El modelo lineal de producción y consumo, ha producido desequilibrios ambientales y de escasez de recursos y crecimiento demográfico que han afectado los sistemas empresariales y económicos, los que no necesariamente sean inmediatos, visibles o predecibles, profundizando el riesgo de la biodiversidad, la vida de la flora y de la fauna y la supervivencia humana.
En el año 2000, 189 países firman los denominados objetivos del milenio como meta en de cumplimiento al 2015, ratificando el compromiso asumido en los 90 por Naciones Unidas, reconociendo explícitamente la dependencia entre crecimiento, reducción de pobreza y desarrollo sostenible. En el año 2015 se aprueba la agenda para el desarrollo sostenible al 2030, aprobando 193 países, los 17 objetivos impactando en las tres dimensiones del desarrollo sostenible: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente.
La economía circular, entonces se presenta como un sistema económico que mantiene un flujo circular de recursos, con el objetivo de regenerar, mantener, o agregar valor a estos, al tiempo que contribuye al desarrollo sostenible, siendo lo opuesto a la economía lineal; es decir una nueva forma de diseñar, fabricar, usar y consumir recursos dentro de los límites finitos de su existencia, un nuevo enfoque de innovación sistémica, inclusiva y disruptiva.
En síntesis, un cambio de paradigma de la producción y el consumo, que sea soportable, sustentable, viable y equitativo, con capacidad de largo plazo de sostener el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente, desde el conjunto hacia las partes, mediante un proceso equilibrado y cuidado, donde todos somos agentes de cambio, en la producción, consumo, en el comportamiento y en la enseñanza.
La Cámara Argentina de Economía Circular, se erige sobre cinco pilares estratégicos que dan forma y significado a nuestra misión de fomentar y promover la economía circular en Argentina y más allá. Estos pilares son mucho más que simples directrices; son los cimientos de una visión optimista y transformadora que aspira a un futuro más sostenible y próspero.
1) Colaboración y Comunidad Nuestro primer eje estratégico nos impulsa a crear un tejido de colaboración y comunidad dentro del ámbito de la economía circular. Aquí, la esencia de nuestra labor es reunir a emprendedores y empresarios que comparten un compromiso sólido con la sostenibilidad y los principios fundamentales de la economía circular. No solo fortalecemos nuestra entidad, sino que también creamos un espacio de apoyo mutuo, un entorno donde el espíritu de colaboración florece y se traduce en un motor de progreso en la economía circular.
2) Vínculos Directos para el Progreso En línea con nuestro primer pilar, establecemos vínculos directos entre entidades representativas y emprendedoras del ámbito de la economía circular. Nuestra meta es fomentar una colaboración efectiva entre los actores claves, impulsando así un ecosistema que abarca todas las facetas de esta disciplina transformadora. Es a través de estas conexiones que creamos un tejido más fuerte, una red de influencia y apoyo mutuo que amplía las posibilidades de éxito de la economía circular.
3) Defensa de Valores y Representación La Cámara asume un papel esencial al representar los intereses y aspiraciones de nuestros asociados. Nuestro tercer pilar nos insta a ser el vehículo efectivo para la defensa de estos intereses. Nuestra misión es crear un entorno propicio para el desarrollo de la economía circular, colaborando de cerca con las autoridades y organismos pertinentes. Esta colaboración estrecha refuerza nuestra posición como defensores apasionados de la economía circular y sus principios fundamentales.
4) Coherencia Legal y Justicia El cuarto pilar se enfoca en garantizar que la legislación se alinee con los principios de la economía circular. Velamos meticulosamente para que las regulaciones relacionadas con actividades productivas, comerciales y de servicios reflejen y promuevan los principios esenciales de libertad, equidad y justicia en su totalidad. Buscamos establecer un marco normativo coherente que no solo refleje, sino también respalde y fomente plenamente la economía circular en todas sus dimensiones, asegurando la promoción de estos principios fundamentales en todas las actividades económicas.
5) Servicios de Apoyo y Empoderamiento El quinto pilar se centra en proporcionar servicios de apoyo esenciales para nuestros asociados. Reconociendo plenamente sus necesidades en el ámbito de la economía circular, trabajando activamente en la implementación de una amplia gama de servicios. Estos servicios abarcan desde la capacitación y formación hasta el acceso a recursos y conocimientos que fortalecerán su participación en esta disciplina económica transformadora. Nuestro compromiso es empoderar a nuestros asociados, brindándoles los recursos y herramientas necesarias para impulsar el crecimiento sostenible y el éxito en la economía circular. Nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia, donde las decisiones que tomemos hoy tienen un impacto profundo en el mañana. En la Cámara Argentina de Economía Circular, abrazamos un optimismo arraigado en la creencia de que un futuro sostenible y próspero es posible. Creemos en la capacidad de la humanidad para transformar sus prácticas económicas y adoptar un enfoque más respetuoso con el medio ambiente y socialmente justo. La economía circular es nuestra brújula hacia ese futuro deseado, donde los recursos se gestionan de manera eficiente, la colaboración es la norma, y la equidad y la justicia pilares de nuestra sociedad. Cada paso que damos en la dirección de la economía circular nos acerca más a este ideal. Nuestra labor se convierte en un faro de inspiración, recordándonos que, juntos, podemos moldear un mundo donde la sostenibilidad y la prosperidad no son metas inalcanzables, sino una realidad que dejaremos como legado a las generaciones futuras. Desde la colaboración y comunidad hasta la defensa de valores y el empoderamiento, estamos comprometidos en fomentar, representar y apoyar la economía circular en todas sus dimensiones, y en esta misión, encontramos no solo un desafío, sino una oportunidad emocionante y gratificante, y un claro llamado a la reflexión sobre el futuro que deseamos construir.
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Hemos comenzado a realizar un inventario nacional de identificación actores de la
economía circular en la República Argentina, que nos permita elaborar un Directorio Nacional
de Economía Circular, a los efectos de facilitar la vinculación, la optimización y la
compensación de recursos y procesos, el cual será de acceso público.